sábado, 28 de noviembre de 2009

Una mañana cotidiana

La gente se agolpa al otro lado de la acera. Estan los bomberos, la policia local y una ambulancia. La gente mira las ventanas preguntandose que pasa. Una chica con botas altas sobre pantalón vaquero, arreglada, cruza la calle con un leve amago de correr y despues arrepentida frena su carrera mirando suavemente a los costados. Los tilos pierden las hojas, tema de poetas botanicos. Las palomas vuelan aleatoriamente por el cielo encrespado, tema de poetas ornitologos. El mercadona siempre vende mas barato, recuerde y la mirada ojerosa y cansada de la cajera que te pregunta si tienes tarjeta. Parece que empieza el frío, ya era hora, este año ha hecho muy bueno. No tengo penalización en la biblioteca, y el río parece traer mas agua pese a que hace mucho que no llueve. Los chinos del todo a cien siempre tienen abierto y te siguen como sombras a lo largo del pasillo. Unos skins ataviados como si fuesen a un desfile de neonazis se cruzan por mi acera y los pelos de mi cogote se erizan levemente. La cajera mira el billete de cincuenta y lo raspa con una uña, mientras miro mi reflejo en el espejo, ¿tan mala pinta tengo?. El frío embellece la ciudad, que parece una instantanea en blanco y negro. El río viene cargado de basura. Un señor permanece en el banco con un perro entre sus brazos. Detras unos imponentes platanos mientras el semaforo se torna en verde. La farmacia esta cerrada, pero ya no se que quería comprar. A ver si me deja pasar el señor de delante, solo llevo unos champiñones. Pelis, libros, poesías..tengo que leer algo de Arrabal. Unos zapatos cuelgan de un árbol enorme. Podría ser el comienzo de una mañana mágica.

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