domingo, 19 de junio de 2016

MEMORIA



La memoria se me fue. No recuerdo nada. O casi nada. Recuerdo mi gente, recuerdo un lugar, recuerdo una guerra. Pero nada, apenas nada recuerdo. No llego a recordar si quiera si estoy muerto. Si, seguro que estoy muerto. Todo fue hace mucho tiempo. Moral de Sayago se llamaba el pueblo. Pero no me acuerdo de mi infancia recorriendo sus calles. Ni la juventud me viene a la memoria. Recuerdo un hijo y una mujer. Una mujer y un hijo.

 Recuerdo una guerra.

      Asturias. Y un cambio de bando. Luchábamos por la justicia, la libertad, la tolerancia. O eso creo. No me acuerdo ni de mi nombre. Pero si, seguramente estoy muerto. Y la guerra, esa no se me olvida. Y la Escuela de Guerra  de Paterna donde me formaron como teniente. Y el frente de Madrid donde fui a luchar. Pero no recuerdo su piel ni su sonrisa. Ni los abrazos. No recuerdo nada de las noches en vela, ni de mis sueños, ni de mis miedos. No me acuerdo de mis pensamientos.

No recuerdo mi muerte. Ni mi tumba. Ni las flores marchitas que reposan sobre ella. Ni la lápida de pulido mármol con mi  nombre labrado en amplias letras. Pero tal vez recuerdo mi nombre,  Herminio, si, Herminio.  Herminio Nicolás de Pedro.