jueves, 21 de enero de 2010

El eterno buscador y el amor

El eterno buscador se ha enamorado varias veces. Y siempre ha sido para toda la vida.

El eterno buscador y su hogar

El eterno buscador vive en un hogar ambulante y camaleónico. Su hogar viaja con él y no viceversa. Y su hogar se adapta a donde el buscador le lleva. Es iglú con los hielos, tipi con las praderas, adosado con los vientos, chalet con el sol. Su hogar se cuelga de los acantilados, se sumerge bajo las aguas, se prende de los arboles. Su hogar se abandona en un instante y se crea en un segundo. El hogar le persigue siempre a escasos pasos de su viaje.

El eterno buscador

El castigo cayó sobre él con la injusticia que lo define. Un rayo surco su corazón y las gotas quedaron cuajadas ralentizando su tic tac. Condenado a buscar. Vago en busca de lugar, de compañía, de profesión, de vocación, de amor. Condenado a buscar, condenado a no encontrar. El camino fue su compañía, la incertidumbre su señal. Busco por desiertos, por selvas, por fronteras, por banderas, busco hasta no poder parar. Ya cerca de su final, un efímero conocido le pregunto por su vida ¿que has hecho anteriormente, en el pasado? buscar, respondió convencido ¿buscar? ¿y que encontraste? mas cosas que buscar.

Laberinto

Salvación. Al borde del laberinto de los mil espejos estaba la salvación. ¿Como encontrar la salida cuando los buitres se comieron hace días las migas? ¿como hallar la solución si los espejos te devuelven sus problemas?. Caminabas entre las bambalinas como quien abre paso entre las selvas y cada salida cerrada era un nuevo camino, y cada golpe contra un reflejo una nueva ventana. Tú, que no hiciste nada, apareciste en medio del laberinto. Y cansada, te levantaste y miraste alrededor donde solo había horribles reflejos. Pero las fuerzas no abandonan cuando nos queda un poquito de rabia. Y las voces amigas fueron palomas mensajeras y tus piernas se hicieron de hierro y tus brazos de diamante que raya el cristal. Abriste hueco donde solo había cerrojo. Ventilaste aire donde habitaba podredumbre. Y allí encontraste la salvación. Afuera un mundo de mil caminos te espera, complicado para los demás, pero terreno llano para un vencedor del laberinto. Elige caminos, te los mereces.

queroseno

LLUVIA

El cielo se nublo lentamente y los rostros oscuros de la gente se fueron borrando con la lluvia. Paseaba entre caras sin expresión por las aceras de aquella ciudad desconocida. Por el suelo el agua arrastraba a través de las calles sonrisas, miradas, lágrimas y guiños hacia las cañerías de la gran urbe. Así los sentimientos de sus caras se perdían por los desagües. Ellos ajenos caminaban hacia sus casas, sus trabajos, sus lugares cotidianos. Allí las volverán a dibujar pensé con indiferencia mientras palpaba lentamente mis ojos mi boca mi nariz.

Deambulando de calle en calle, pare ante un semáforo donde un gran charco me invito a mirarme. Buscando mi reflejo encontré su sonrisa flotando temblorosa entre el barro al vaivén de las gotas. Su sonrisa me cautivo y no podía para de mirarla sonriendo como un bobo. Era hipnótica, hechizante, paralizante, un delgado hilo parecía unirla a mi boca hasta hacerla sonreír. Vi mi reflejo, pensando en como encontrar a la dueña de tan fabulosa sonrisa. ¿como encontrar entre tanto rostro vació la horma de esa boca? ¿como encontrar el pie de la huella en la arena? ¿a que cuerpo, a que mente pertenecía?. Mire en derredor desesperado, como si la respuesta flotase en el aire de la misma forma que las sonrisas nadan en los charcos. Sabía que no la encontraría. Pero del mismo modo difuso, sabia que no podría dejarla de buscar.

Marche a casa consternando, clavando mis ojos en sus limpias caras, recorriendo el contorno esférico de sus rostros vacíos tratando de encajar la pieza de ese rompecabezas. Sus ojos tal vez floten evaporados hacia el cielo suspire cada vez mas desanimado. Su nariz tal vez sea rocío de una planta en un balcón me dije abandonado.

La noche se cerro y con ella me hice prisionero de esa sonrisa que llenaba el espacio vacío del hotel. Desazonado, recorrí el cuarto absorto en nada. Agobiado, decidí salir de ese lugar tratando de encontrar lo inalcanzable. La pecera de la recepción detuvo mi caminar. El pez nadaba entre corales de plástico en círculos concéntricos.

Camine rápido por la calle, suspirando por que no cesase de llover. Aliviado la encontré, cada vez mas sucia por el lodo, pero igual de intensa que cuando la conocí. Tras asegurarme de que nadie rondaba la zona, la cogí suavemente por sus comisuras y la deje flotar entre las algas de mi pecera. Agitado me dirigí hacia el hotel con paso firme, ocultando el mar bajo mi gabardina, pensando una vez mas, en cuanto podía durar.

En la habitación, la apoye en la mesilla de noche, cansado me tumbe en la cama. Tengo que encontrarla, tengo toda una vida para ello, me dije. Suspire y mire hacia la pecera, no pude menos que sonreír.

Relájate

Todo es confuso y nada es tan claro. Nos movemos entre oscuridades, sin certezas a las que asirnos y que tanto parecemos necesitar. Queremos seguridad, pero todo es tan incierto que incluso es posible que algún día mueras. Ahí dejaras tu casa, tu ropa, tu coche, tu novia, tu perro, tu empleo. Toda la seguridad pende de un hilo. Fingimos estar seguros, nos cubrimos de estabilidad, pero caminamos al borde de un delicioso abismo. Un mínimo paso en falso y todo sera un espejismo. Por eso todo es tan fútil aunque no seamos consciente, todo perecedero en un inmenso espacio, tanto asir con fuerza puede ser cansado, suelta las manos, deja caer todo, y relájate.