INSOMNIO

La noche traidora acude a tu cabeza. Cierras los ojos y no es un buen momento para escapar. No puertas entreabiertas, ni ventanas que den al cielo, ni rios que fluyan hacia pantanos. Decides caminar por la casa fijando rutas diversas que van desde el comedor al baño, del baño a la habitación, de la sala al baño pasando por el frigorifico. Enciendes la televisión y te das cuenta de que estas a deshora. Estas en tierra de nadie, en un momento de la realidad en la que no deberias estar. Te dices esas cosas mientras una chica estupida plantea un acertijo estupido justo detras de un gran numero de telefono de 6 euros/min.

En estos momentos, cuando la calle resplandece silencio. Cuando no escuchas a los niños del piso de arriba corretear por tu techo, cuando los coches han apagado su llanto metalico, cuando las gentes se esconden en sus paralelepidas colmenas, te sientes bien escribiendo. Es la hora de la escritura. Se abre un pequeño espacio raro, separado, diferente donde poder trazar tu vida desde otra perspectiva.

Tal vez el sueño que tocaba encontrarse a esa hora con la noche, se ve sorprendido por la vigilia, pero vuelve, fiel a su cita, y te envuelve en tu insomnio. Realizandose la consumación de la unión entre sueño y realidad. Y tal vez todo lo que escribas sea un sueño, que no recordaras a la mañana siguiente cuando veas el papel en blanco sobre tu despertador.