Un señor con levita que se parece a Puskhin cruza por detrás del guía. María,
¿has visto eso? Le digo, calla, ahora me lo cuentas, juraría que era, ¿no
puedes esperar hasta que acabe?, el guía
continua con voz ajena hablando del estilo arquitectónico de, ¿pero le viste?, por Dios Emilio a veces eres insoportable.
Miro las bóvedas del techo en silencio. Hace frio. Parece que el guía termino.
En lugar es terriblemente solitario. ¿Cómo se llama este sitio? Pregunto como
para mí mismo, alguien con sonrisa entre irónica y condescendiente responde
Svetogorsky, el monasterio de Svetogorsky.
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