domingo, 21 de febrero de 2010

El explorador

He estado en varios mundos.

Un mundo estaba poblado de insectos. Pequeños bichos negros con antenas filiformes que correteaban por el suelo. Animales negros con fuertes alas y patas alargadas que se deslizaban entre las hierbas. Seres dorados como monedas que se posaban en las ramas de los arboles. Diminutos individuos que trepaban por las cortezas en silenciosa procesión.

Otro de los mundos que visite estaba invadido por el colorido. Rojas hojas sobre arboles de porte esférico, altos cipreses con formas cónicas que configuraban un paseo, pequeños arbustos de llamativas y olorosas flores amarillas.

Estuve en un mundo cubierto por estrellas, Taurus magnifico enganchado a Orión que a través de su cinturón nos muestra a Canis Major, Polus y Castor gemelos del espacio, bien cerca de Leo.

Mundos extraños. Llenos de gentes, de gesto triste, de ojos brillantes, de risas, de miradas esquivas, de perros agitados.

Un mundo lleno de pájaros, de sonidos, de diferentes especies, un pájaro picapinos, un gorrión, un ánade que surca un río junto a su hembra.

Viví en cientos de mundos, interesantes, inquietantes, fascinantes. Por ellos me moví como científico, cogiendo muestras, tomando datos, guardando restos, clasificando especies. Mi casa era un autentico laboratorio de mis viajes, de mis mundos. Mire todo lo acumulado. Pensé que,tal vez, tendría que empezar a ampliar horizontes en mi labor exploratoria, abrir vías, conocer otros lugares. Buscar otros mundos. Creo que había llegado el momento de abandonar el parque de enfrente de casa.

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