lunes, 15 de marzo de 2010

La Nao

Todos se detuvieron. Todos volvieron la vista atrás.
- Ésta es la última vez que contemplaréis vuestra tierra.

Lo dijo sin ninguna afectación. Sabiéndose ya un extraño. Paseo por las diversas celdas musitando palabras y números inconexos. Se volvió a parar en la que rezaba: “humanos”. La gente, desnuda se arremolinaba en torno a oscuro rincón donde estaba la única ventana de la habitación.
-Él lo quiso así, no hay marchas atrás- les dijo como si hablase para sí.
Oyó algún grito, algún sollozo, algún gesto…mientras paseaba por el brillante pasillo repleto de rejas.
Miro una vez más atrás. La tierra se hacía cada vez más pequeña a través del ojo de buey. Alargo el telescopio y diviso el planeta, intacto.
-Es cuestión de tiempo- susurro- es cuestión de tiempo- Los continentes seguían impasibles sobre la masa oceánica.
Se empezó a impacientar. Las voces de la gente empezaron a aumentar. El ruido cubría los pasillos -Callaros de una vez u os amordazaré- Gritó.
Volvió a mirar la tierra, casi perdida de su campo de visión. Estaba impoluta, perenne, tranquila, constante.
La duda cruzó su mente. Miro su rostro cansado en el reflejo del cuadro de mandos. Sus barbas densas, su pelo blanco, sus ojos oscuros surcados por grietas. Tal vez no sea así, pensó con terror. Tal vez me haya equivocado, acertó a decir, mirando con nerviosismo el gran reloj del panel.
Los gritos le sacaron de su ensimismamiento. Cabreado, giro sobre sí mismo y con los puños apretados, Noé se dirigió hacia la celda. Mientras, los chillidos del resto de animales iban llenando lentamente la atronadora nave que se alejaba de la imperturbable Tierra.



Nota: Te dan la frase en cursiva y tienes que realizar un cuento.

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