lunes, 19 de octubre de 2009

TIEMPO

Tiempo. La vida parece una desquiciada lucha contra el tiempo. Todo es tiempo. Trabajamos para conseguir tiempo para realizar nuestros placeres, nuestros sueños, sean presentes (fines de semana, vacaciones..) o futuros (jubilación con una comoda pensión). Nos cuidamos para vivir mas tiempo, vamos al jodido y aburrido medico para vivir mas tiempo. Nos acostamos mas tarde para tener mas tiempo de placer en la noche del sabado. Hay hasta quien madruga para tener más tiempo.

Pero el tiempo es como un precio que hay que pagar. Una moneda de cambio. Un producto comercial que hay que adquirir. Y para comprarlo hay que trabajar. Pero la paradoja es evidente, mientras trabajas pierdes el tiempo, pero si por contra no trabajas, al no tener dinero para vivir no puedes disfrutar de ese tiempo, con lo cual tambien pierdes el tiempo.

En la vida, siempre hay excepciones y en ocasiones se produce la magica unión entre tiempo y dinero. Una vez te enfrentas al tiempo libre sin fisuras, empiezan los problemas. El primero de conciencia, deriva de un error gramatical, "es muy buena persona, es muy trabajador", presuponer que alguien es un hombre de bien porque trabaja es un fallo garrafal. Depende en que trabaje. Y para que, y para quien. Si no tal vez solo sea una muy licita transacción comercial (agachar el lomo por dinero) pero no un hecho que le encumbre a la bondad. En esta sociedad el anterior silogismo esta profundamente arraigado, tanto, que la Asociación de Madres Orgullosas de sus Hijos, representada en cada pueblo y en cada barrio por madres de a pie, lo primero que te dice al encontrarte en la cola del supermercado es en que trabajan sus hijos. Como si nos importase.

El segundo problema deriva de la falta de habito. Tenemos unos tiempos libres tan precisos, concisos y marcados, que suelen tener tareas asignadas. En este espacio, en el del verdadero tiempo libre, en el que el común de los mortales trabaja o bien se desquicia en el intento de buscar trabajo, se abre un vasto territorio a la exploración. Y poco a poco, perseverando en no trabajar, perseverando en no buscar empleo, encontraras algo que llaman aficiones.

Una afición es un trabajo no remunerado, pero por contra sin jefe, sin horario, sin duración, sin uniforme y sin cansancio. Realmente, en un mundo idilico, las aficiones de todas las personas unidas harian un mundo altamente productivo. Todos tenemos aficiones, y en todos son diferentes, asi que mientras uno cava la huerta, otro estudia los pajaros, otro lee, otro escribe, y otro hace carpintería...como en el mundo actual, pero sin trabajar. Seria cuestión de canalizar esas aficiones, pero claro, estas serian anarquicas y tan pronto habria excedentes de hortalizas como sobrarian expertos en ornitología.

Una vez, que descubres el placer de las aficiones, a la vez que descubres la maravilla de no madrugar, tu vida toma una nueva dimensión. Y poco a poco, ese sentimiento de culpabilidad que te insertaron en tu primera nomina va desapareciendo.

Cuando empece a trabajar hacia alrededor de 11 horas de laburo (tal vez he exagerado), el caso es que el trabajo me gustaba, me motivaba..El tiempo paso y el trabajo perdió su interés (como tantas cosas en la vida que con la repetición acaban aburriendo, es una pena), y entonces decidi cumplir mi jornada laboral de ocho horas. En ese momento me di cuenta de dos cosas, una, que habia descuidado tanto mi vida privada que no sabia que cojones hacer con el tiempo libre (aniquilas amigos, aficiones y cursos) y dos, que me sentia culpable por estar a las siete de la tarde en mi casa mirando el televisor. ¿culpable?. El mundo laboral es asi. Es inagotable, insatisfactorio, siempre se puede trabajar mas, siempre se puede hacer mejor. Te lo inculcan y tu, te lo crees.

No hay comentarios:

Publicar un comentario