jueves, 21 de enero de 2010

LLUVIA

El cielo se nublo lentamente y los rostros oscuros de la gente se fueron borrando con la lluvia. Paseaba entre caras sin expresión por las aceras de aquella ciudad desconocida. Por el suelo el agua arrastraba a través de las calles sonrisas, miradas, lágrimas y guiños hacia las cañerías de la gran urbe. Así los sentimientos de sus caras se perdían por los desagües. Ellos ajenos caminaban hacia sus casas, sus trabajos, sus lugares cotidianos. Allí las volverán a dibujar pensé con indiferencia mientras palpaba lentamente mis ojos mi boca mi nariz.

Deambulando de calle en calle, pare ante un semáforo donde un gran charco me invito a mirarme. Buscando mi reflejo encontré su sonrisa flotando temblorosa entre el barro al vaivén de las gotas. Su sonrisa me cautivo y no podía para de mirarla sonriendo como un bobo. Era hipnótica, hechizante, paralizante, un delgado hilo parecía unirla a mi boca hasta hacerla sonreír. Vi mi reflejo, pensando en como encontrar a la dueña de tan fabulosa sonrisa. ¿como encontrar entre tanto rostro vació la horma de esa boca? ¿como encontrar el pie de la huella en la arena? ¿a que cuerpo, a que mente pertenecía?. Mire en derredor desesperado, como si la respuesta flotase en el aire de la misma forma que las sonrisas nadan en los charcos. Sabía que no la encontraría. Pero del mismo modo difuso, sabia que no podría dejarla de buscar.

Marche a casa consternando, clavando mis ojos en sus limpias caras, recorriendo el contorno esférico de sus rostros vacíos tratando de encajar la pieza de ese rompecabezas. Sus ojos tal vez floten evaporados hacia el cielo suspire cada vez mas desanimado. Su nariz tal vez sea rocío de una planta en un balcón me dije abandonado.

La noche se cerro y con ella me hice prisionero de esa sonrisa que llenaba el espacio vacío del hotel. Desazonado, recorrí el cuarto absorto en nada. Agobiado, decidí salir de ese lugar tratando de encontrar lo inalcanzable. La pecera de la recepción detuvo mi caminar. El pez nadaba entre corales de plástico en círculos concéntricos.

Camine rápido por la calle, suspirando por que no cesase de llover. Aliviado la encontré, cada vez mas sucia por el lodo, pero igual de intensa que cuando la conocí. Tras asegurarme de que nadie rondaba la zona, la cogí suavemente por sus comisuras y la deje flotar entre las algas de mi pecera. Agitado me dirigí hacia el hotel con paso firme, ocultando el mar bajo mi gabardina, pensando una vez mas, en cuanto podía durar.

En la habitación, la apoye en la mesilla de noche, cansado me tumbe en la cama. Tengo que encontrarla, tengo toda una vida para ello, me dije. Suspire y mire hacia la pecera, no pude menos que sonreír.

1 comentario:

  1. ¿como encontrar el pie de la huella en la arena? esa pregunta encierra tantas cosas... quién tiene la respuesta, si alguien la vislumbra, por favor, que avise.

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